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Mis Cuentos Scouts para las noches de miedo 2

  • Prof. Felipe Hernán Meneses
  • 9 jun 2016
  • 14 Min. de lectura

- El altar camino a Chibxulub –

El calor incesante se deja sentir con toda su fuerza por el sendero en el monte que recorre una Tropa de muchachos todos entre los 11 y 14 años de edad, mientras hacen caminata de su ciudad "Progreso" a su destino "Chibxulub" no el puerto, el pueblo ubicado a varios kilómetros de distancia.

El sudor escurre por las espaldas de cada joven, la frente y el ardor de la sal del sudor al entrar en la vista y les arde limpiarse la frente con la pañoleta no es suficiente, sienten como su uniforme se les pega a la piel, tragan toda la poca agua que pueden mientras observan como sus botellas están cada vez más vacías, para completar... los malditos moscos, ninguno cree que lo lograran.

-¿Cómo se supone que con solo 2 litros de agua tenemos que hacer la caminata?- pregunta "el conejo" uno de los miembros de la tropa a quien apodan así por su escasa estatura y sus dientes curiosamente prominentes es el más chico de todos apenas tiene 11 años, su jefe que va más adelante "El Tilo" no le responde se limita a ignorarlo y no es que no le importe la queja del chico sino que el ponerse a dar respuestas implicaría tener que dárselas a cada uno en una desgastante y cansada cascada de preguntas que surgirían seguramente y vale más guardar las energías, así que Tilo, quien en realidad se llama Armando dedica sus sábados a enseñar el escultismo a esta partida de mocosos que como el alguna vez hace años les toca ahora realizar esta caminata, en su casa es un dedicado estudiante de química industrial que trabaja de boxeador en ocasiones. Avanza a paso firme hasta el frente de todo el grupo guardando silencio junto a su subjefe de tropa.

-Animo si se puede -dice el subjefe, mientras se gira sobre el torso y los ve arrastrando sus penas y algunas de sus cosas por el camino, aunque para sus adentros maldice el momento en que a él se le ocurrió realizar esta aventura y apenas llevan 2 horas caminando.

El “frente de burro” quien va más adelantado a unos pasos de los jefes les comenta – la verdad es que si esta larga esta cosa, solo se ve pura hierba, matas y más matas árbol tras cada árbol- mientras su cara cansada esta roja con el calor el sudor escurriendo por su frente, se asoma por debajo de la sabana que se ha echado encima para que no “se lo coman los moscos” abraza su garrafa de agua como algo valioso a sus hombros lleva su mochila y no le importa el que su cobertor se valla arrastrando por el camino, chaparro larguirucho es hijo del comisionado del distrito todos sus hermanos y sus familiares han vivido el escultismo por lo que no puede demostrar que siente que se lo lleva el nabo como el mismo diría con sus palabras es el más mal hablado de toda la tropa.

Van así entre matando moscos bebiendo a sorbos su cada vez más escasa agua sufriendo el calor y soportando el cansancio de un entrenamiento que a los más rudos los haría desistir avanzan en el sendero del monte mientras va cayendo la tarde y misteriosamente los moscos o se calman o es que ya se han acostumbrado a sus piquetes… de pronto al dar la vuelta en el sendero se divisa una construcción circular antigua que brota de la maleza. –Al fin- exclama condescendientemente “Tilo”

– Muchachos hemos llegado a la mitad del recorrido- ¿co co co como que la mitad?- se escucha la exclamación entre la tropa mientras el “conejo” se simula desmayar para que Felipe el sub guía que viene detrás suyo lo agarre… ¡zafó! Dice Felipe mientras se quita haciéndose a un lado y deja que el pequeño se aporree en el piso. ¡Hay! ¡Vas a ver!- ya veo no estoy ciego burro!- ¡no soy burro soy conejo! Dice el chamaco mientras se soba las nalgas del sentón que se dio. Mientras tanto el guía Carlos se revuelca de risa en el piso…

Amancio le llama la atención a Carlos y le dice - tu eres el guía tiene que meter en orden a esos. Alex! Súbete a la construcción a ver cuánto falta – grita el subjefe enojado por el desorden, presurosamente el ágil “Frente de burro” se trepa a la construcción, se para en el borde sin techo de una pared en postura de explorador experto responde a la pregunta de uno de la tropa - ¿Qué ves? - Pausa de silencio y dice –Pura hierba nos falta un chingo! – caen un poco los ánimos y esperan las instrucciones de su joven jefe.

Bueno muchachos descansaremos un poco aquí y pueden tomar toda el agua que quieran. ¿Agua donde, donde? Preguntan al mismo tiempo los hermanos Pinzón, a pues ahí hay un pozo si serás bruto le dice el hermano más grande a su hermanito mientras le da un zape y se hecha a correr… -así es ahí hay un pozo pueden sacar el agua que quieran- les dice el jefe.

Así con la piola de uno de los muchachos y una vieja cubeta que encuentran tirada a un lado del camino se disponen a sacar el vital líquido que por estar en las profundidades de la tierra esta fría y pues ellos hasta helada la sienten en esos momentos, eso sin embargo no los freno para echársela encima del uniforme y no faltaron dos o tres que hasta se bañaron por completo fue una verdadera fiesta y algarabía el encontrar ese pozo de agua.

Demás esta contar que se demoraron como una hora y media más en ese punto del recorrido y aun les faltaba la mitad por recorrer.

Se escucha el silbato en el monte, rápidamente se forman en una línea delante de los jefes. Recojan sus cosas y continuemos.

Con pesadumbre todos se ponen las mochilas al hombro revisan si llenaron bien sus botellas, ahora la cuidaran más que al principio donde se le echaban encima antes de que les empezara a escasear.

Han avanzado extraña y silenciosamente como si pensaran que pena dejar ese bonito lugar con tanta agua hubiéramos dormido ahí. Al dar la vuelta nuevamente por el camino del lado izquierdo del mismo ven un extraño montículo de piedras al acercarse se percibe la luz de unas velas es un antiguo altar que tiene hasta una extraña cruz de madera cortada de la misteriosa rama de un árbol la cual creció así en forma de cruz y solamente la cortaron.

El jefe coloco una vela que llevaba en su mochila la cual prendió con las llamas de las que estaban encendidas se persigno y siguió caminando.

¿Qué es esa cosa? - pregunta Danny el hermano del “conejo” refiriéndose al altar – Cuando viajan a Mérida se han de haber fijado que a los costados de la carretera se pueden ver en algunos puntos pequeños altares con su cruz, son altares dedicados a las personas que han fallecido en las carreteras- respondió rápidamente Felipe la enciclopedia de la tropa-

-Pero aquí no hay ninguna carretera- dijo el conejo con su carita como de asustado-

- Pues si - dijo maliciosamente Carlos – a alguien han de haber matado por aquí en este camino y dejaron abandonado su cadáver- continuo la cara de más de uno en la tropa demostró preocupación ¿o acaso miedo?-

-Bueno yo no se los pensaba contar- dijo tranquilamente “tilo” – pero han de saber que durante la época de la guerra de castas por este lugar mataron al dueño de la hacienda que veremos más adelante, el señor tenía la costumbre de recorrer por las tardes estos caminos montado en su caballo blanco hasta las parcelas de los campesinos que estaban más o menos por este lugar, un día no regreso y cuando los empleados del caserío recorrieron el camino, lo encontraron tirado a mucha distancia del camino, tenía una herida de bala en la espalda, al caer del caballo el estribo se atoro en el pie y el cuerpo fue arrastrado entre las piedras nopales y matas por lo que al encontrarlo su ropa y piel estaba desgarrada y su cara deforme.

– Valla forma cruel forma de morir y que te lleve la fregada- comento Álex- no interrumpas- le callo la tropa al unísono- en esos momentos ya ni sentían lo difícil de la andada, solo atinaban a sentir cierto alivio de irse alejando del altar que al hacerse más oscura la tarde iluminaba con las velas de forma tenebrosa las plantas que le rodeaban la noche les caía encima.

al fin, “tilo” continuo – lo único que detuvo al caballo y que beneficio no se perdiera el cuerpo dejando sus pedazos por el monte es que finalmente las bridas se atoraron en unas ramas lo cual detuvo al animal el cual al principio pensaron se asustó y tiro al señor arrastrándolo pero entre la montura encontraron un pañuelo de dama escrito que decía “en pago de todas tus maldades maldito engendro” entonces supieron que no fue un accidente sino una venganza que soltaron al animal en el monte asustándolo para perderse, más tarde dieron cuenta del disparo en la espalda y confirmaron lo que suponían, el que el Señor dueño de la hacienda no era del agrado de sus empleados pues era cruel y los maltrataba

-Yo por eso me porto bien- interrumpió uno de los pinzones,- aja si claro ja ja, ja díselo a tu mama- dijo Carlos aunque su risa denotaba algo como de temor.

–Pues si chavos así está la cosa del altar ese -dijo el subjefe-

- Lo que Tilo no les ha dicho es que las almas que tiene una muerte así no se dan cuenta de que están muertos y no descansan fácilmente en paz así que rondan los lugares donde murieron, por eso es importante hacerles altares ponerles velas y hacerles rezos para que se den cuenta de que están muertos -agrego-

Entonces Tilo tomando la palabra les dijo: ¿ustedes vieron que deje una vela?, pues lo hice pidiéndole perdón al espíritu del muerto por molestarlo al pasar por este camino con el escándalo -aprovecho para reprochar- que ustedes hacen, además de que hice una pequeña oración por su alma, ¿o que ustedes no lo sabían por eso no hicieron nada?- le pregunto a la ya asustada tropa-

-Va a venir por ustedes – dijo con voz espectral el subjefe a la tropa- cállate bobancio, tu tampoco hiciste nada ahí frente el altar le recrimino Álex que se sentía con la autoridad e su papa, de por si a los muchachos no les caía muy bien el subjefe por su rancia forma de ser- ha pero yo rece para mis adentros- respondió el subjefe- si como no si ni a la misa vas de verdad que tú nunca pierdes - dijo Felipe -

Así entre asustados y ahora muy, muy silenciosos continuaban su caminata que ya era nocturna, a momentos mirando hacia atrás en espera de ver si alguien los seguía, el subjefe se vira y les pregunta _ ¿Por qué tan silenciosos? Y como respuesta de pronto uno de la tropa que va al final de todos pega la carrera soltando su lámpara, y saliendo en rápido tropel lo que hace que los demás despavoridos corran, los jefes los ven correr y aunque su instinto del grita corre, mantienen la calma mientras los chamacos los rebasan y ellos les gritan ¿Hey a dónde van? ¡Hey! saca su silbato el jefe de tropa y se pone a llamarlos, eso frena su carrera de los muchachos y los hace recobrar la cordura.

-¿Qué les pasa? -Pregunta el jefe, a lo que el culpable de la desbandada dice: - es que les juro que escuche que alguien me seguía haciendo un ruido raro detrás de mí voltee y vi unos ojos rojos a la altura del suelo que avanzaban hacia mí y corrí del susto perdón-

- Pues ahora ve por tu lámpara mírala ahí esta tirada en el camino- dijo el guía Carlos - no ni madr… no yo no voy – dijo el joven- entonces Carlos intentando demostrar que no se asustaba con su lámpara apagada en mano se encamino hacia donde se veía la lámpara tirada.

Lentamente la tropa vio al joven alejarse hasta donde la vista les dio. Luego regreso con la lámpara en sus manos- ahí estaban tus ojos brillantes, ¿sabes que era? Era un sapo grandote que quien sabe qué hace por aquí- nos viene a reclamar tanta agua -dijo alguien-

En secreto Carlos le cuenta a Felipe mientras reanudan la caminata. – no manches me lleve un canijo susto- cuando estaba llegando a la lámpara vi los ojos brillantes y como que saltaron hacia mi entonces prendí mi lámpara y vi que era el sapote ese - jajaja- se rieron los dos del jocoso susto-

¿Ya se calmaron? -pregunto el jefe- si ya vez -dijo el subjefe –sabes cómo son aún tiene pilas.

Por un momento se olvidaron de la historia del muerto y siguieron su recorrido. Finalmente después de una hora más llegaron a la hacienda y se destinaron a instalarse esa noche, prendieron el fuego y prepararon la cena mientras hacían esto - Felipe pregunto - ¿Bueno a quien le toca preparar la casa de campaña? – ¡en la torre! - exclamo Danny se me callo la casa que traía amarrada a la mochila cuando pegamos la carrera por lo de la rana esa… - ¿queee? –Exclamo Carlos- y ahora ¿qué vamos a hacer?-

-Pues el que la perdió que regrese a buscarla -dijo Álex- no yo ni loco anda tu si te creees tan valiente- dijo Danny y empezó la discusión.

Los jefes decidieron acampar sobre la parte alta de la vieja desfibradora de henequén ellos no llevaban casa preferían campar a la intemperie como todos unos expertos supervivientes –según ellos- les llamó la atención el nuevo escándalo. Ve tu - dijo el subjefe - ante la mirada de tilo rectifico, - ok ok ahí voy- se respondió así mismo…

-se quieren calmar de una buena vez ¿qué demonios les pasa?, -ante la explicación de Carlos determino y dijo -Felipe acompaña a Danny a buscar la casa- a lo que Felipe dijo enojado – no voy ve tu – no vas a ir reprendió el otro- ya te dije que no hazle como quieras - dijo finalmente el muchacho mientras le arrojaba el café que tenía su baso encima al sub jefe quien retrocedió sorprendido de la respuesta mientras el café caliente escurría por su cara y le mojaba toda la ropa.

Ya hacía algún tiempo que el sub se lo traía de encargo como su mandadero en la tropa y ante el pleito por lo de la casa, exploto el enojo del muchacho finalmente con el subjefe pues sentía que se las debía.

- ¡Amancio! Acompáñalo tú - grito el jefe desde donde estaba ya que aunque a unos metros en el silencio del monte todo se alcanza a escuchar. Así cogieron dos lámparas e iniciaron la caminada de retorno.

Después de un largo rato acabaron todos los demás tirados con sus cobertores y sabanas donde acampaban los jefes- me lleva la fregada dice uno ya regresaron los moscos- no son moscos -dice otro- son chaquistes – pequeños bichitos que pican en montón y son muy muy molestos- a que bestias como pican -dice otro- no respetan las calcetas pican todo, la cara, los brazos las piernas no los tolero- maldición me están comiendo- rallos es insoportable- no los espanta el humo, se meten dentro del cobertor –hasta en mi sleeping hay -dijo tilo mientras se los quitaba de la cara- calma chavos de seguro falta poco para amanecer, además tenemos que esperar a esos dos que se fueron por la casa-agrego el jefe- ojala los estén picado - menciono el conejo con su vocecita- los tengo hasta en la cola – agrego-

Felipe, ¿Qué hora es? – Pregunto Carlos al único que llevaba reloj con lucecita - sí que hora es -se dejó escuchar entre la tropa con voz de ansias- a ver párenme… son las… son las… son las ¡OCHO DE LA NOCHE TODAVIA!... - no maldición, no puede ser - gritaron improperios los chamacos, no omitiré decir que en realidad no usaron esas dulces palabras y hubo una que otra mentada de madre.-

-Si de verdad palabra scout falta muchísimo para que amanezca…- dijo Felipe – entre gemidos, descontento, uno por ahí lloriqueando regresar a su casa va pasando la hora, otra más y el sueño los derrota y con todo y picoteos se duermen, para colmo el cielo está bien nublado caen algunas gotas, relámpagos a lo lejos.

A Felipe y a Carlos les despiertan por el Conejo al cabo de un rato - ¿Qué quieres enano deja dormir? A caso eres peor que un chaquiste- le dicen, reclamando pero el enojo se disipa de sus caras al ver la preocupada carita del niño- es que Danny y Amancio no han regresado- les dice.

Los dos muchachos se miran la cara, sin hacer ruido, sin despertar a los jefes los tres se encaminan hacia el sendero y lo comienzan a recorrer, aun es de noche.

Serán como las diez o las once, apenas, con sus lámparas los tres iluminan el camino, la lluvia ya se precipita con cierta intensidad el aroma de tierra y plantas mojadas invaden el ambiente y se deciden avanzar un poco.

Después de unos minutos bajo la lluvia y en medio de la profunda oscuridad, pues cielo nublado que no deja a la luna aparecer y solo sus lámparas rompen con su tenue luz, descubren una figura agazapada a un ladito en el camino es el Danny quien todo mojado y enlodado esta aferrado a la casa de campaña.

Se le acercan con cierta cautela y lo sacuden, el muchacho apenas reacciona y les dice - el caballo blanco lo vi, venía detrás de mí y de Amancio, después de encontrar en el camino la casa de campaña, primero escuchamos un relinche; luego a lo lejos una como luz que se acercaba… de la luz un caballo y un jinete sobre él, yo corrí lo más duro que pude, Amancio venía detrás de mí, no sé, no sé en qué momento lo adelante más y más, no sé qué es de él, solo vi que la luz lo cubrió.

Después mientras me alejaba escuche voces como de una discusión, el sonido de un disparo, los cascos del caballo y su relinchar, después silencio, la luz desapareció, o al menos yo ya no la veía , corrí y corrí me aleje, pero antes de llegar al acampado sabía que me preguntarían por él.

Hace rato estoy aquí esperando a ver si regresa y nada. Los tres chamacos estaba pálidos sorprendidos y sin saber que decir, ayudaron a Danny a retornar al campamento cubriéndolo con un poncho de la lluvia y despertaron a Tilo diciéndole lo que ocurría.

El jefe levanto a toda la tropa e iniciaron la búsqueda del subjefe, sus lámparas se veían por el monte iluminando a diestra y siniestra por todo el camino.

Después de una hora más de búsqueda escucharon unos débiles gemidos entre el monte se adentraron algunos los más agiles seguidos por el jefe y encontraron al subjefe todo estropeado entre la maleza y las plantas de ahí, su cabello mojado estaba revuelto con hojas, ramas, tenía sangre en el rostro y los brazos, raspones por todos lados, sus ojos abiertos con una expresión de susto que matarían de risa a más de uno.

-Amancio, ¿estás bien que te paso?- a lo que alcanzo a responder – $%&# no lo sé, pero creo que me cague - te cagaste, te orinaste y con lo mojado de la lluvia hueles como a perro - le dijo el Álex en cierto tono de burla – siento el olor- vamos, ayúdenme a llevar a Amancio –dijo el jefe- así entre todos lo sacaron de ahí y retornaron al campamento prendieron el fuego, se aseguraron de darle un café al sub, poniendo además en práctica la especialidad de primeros auxilios que más de uno tenía y no dejaban de preguntarse si el subjefe se encontraba bien, pues tenía una cara, armaron finalmente la casa de campaña y se achocaron todos dentro, solo los jefes quedaron afuera.

-¿Qué te paso viejo? - Le pregunto “tilo” a su sub – no lo sé exactamente, solo recuerdo que estábamos en el camino, vimos una luz, escuchamos algo, luego corrimos… el pinche chamaco me gano y la luz esa me envolvió, entonces, como si fuera una película vi lo que le paso al señor de la hacienda.

Lo que platicábamos a los muchachos, lo vi en la hacienda, lo vi maltratando a sus empleados, lo vi hacerle daño a una joven despreciándola por ser de madre indígena, en ese mismo sendero. Creo que era su hija oculta.

Hay un camino y una chocita abandonada por ahí. Yo la vi, también vi a la joven dispararle a su padre, la vi ponerle el pie en la montura y pegarle al animal para que corriera.

Vi y hasta sentí el arrastrar del cuerpo, como si fuera yo, lo vi en su funeral, vi su cuerpo descarnado, sentí que quiere perdón. Cuando abrí los ojos ustedes ya estaban ahí.

–Tilo estaba sorprendido, minimizando las cosas le dijo a Amancio - recemos por esas almas que no tienen descanso en medio de todo el mal que han hecho…

Padre nuestro que estas en el cielo… - en la casa de campaña en medio del silencio los supuestos dormidos secundaron- santificado sea tu nombre…

En ese momento resuena un rayo que ha caído sobre un árbol cercano de la hacienda y de los chamacos, todos se espantan, el árbol se parte hay llamas un resplandor blanco en la luz, la lluvia arrecia, se ve un jinete vestido con alba guayabera, sombrero y pantalón blanco, alejarse con su caballo y el relinchar se confunde con el sonido que sigue después de algunos relámpagos… los jefes asustados no dicen nada guardan silencio mientras ven a la silueta alejar… se envuelven en sus impermeables - mejor ya durmamos hay que levantarse temprano y caminar, aun nos faltan 2 horas de caminata para llegar al pueblo.


 
 
 

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